En un torreón junto al río Tajo, Toledo recuerda una de las más famosas leyendas de la historia de España, la de Florinda La Cava. Allí cuentan que don Rodrigo, último rey de los godos, vio bañarse a la bella hija del conde Don Julián y se dice que en lo alto de esta puerta de un antiguo puente de barcas se veía en noches de luna llena el espectro de la desdichada joven.
La Cava, llamada así por los árabes y cuyo nombre significa «mala mujer», había salido con sus doncellas por los jardines de su residencia y decidió darse un baño sin percatarse de que don Rodrigo la contemplaba. La visión de la bella joven «abrasóle» al monarca que, obsesionado con la muchacha, acabaría por forzarla. «Florinda perdió su flor, el rey padeció castigo», señala el Romancero Español que achaca a este ultraje el posterior desastre en la batalla de Guadalete y el fin del reino visigodo: «De la pérdida de España / fue aquí funesto principio».
«Ya desde el siglo X circula entre los escritores cristianos asentados en zona mozárabe un relato de origen incierto que recoge como desencadenante de la invasión musulmana la violación de la hija del Conde Olián, gobernador de Tánger y Ceuta», señala Helena Establier Pérez en un estudio sobre la Leyenda de La Cava, recogido por la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Este conde, al que la leyenda bautizó como Don Julián, envió a su hija a la Corte de Toledo para ser educada, según unas versiones (otras señalan que fue Don Rodrigo quien alejó al padre a territorio fronterizo para consumar con más libertad sus deseos). Cuentan que el rey godo padecía de sarna y que era la bella Florinda la encargada de limpiarle con un alfiler de oro. El caso es que la joven se convirtió en una obsesión para el monarca. En vano trató que Florinda le correspondiera y ante sus continuas negativas, acabó por violarla.
«Ella dice que hubo fuerza; él, que gusto compartido», señala el Romancero sin aclarar si hubo o no violación, algo que sí se señala en otras crónicas, como en «La verdadera historia del rey Don Rodrigo» (1589), de Miguel de Luna. Otras versiones señalan, en cambio, que fue la joven quien sedujo a Don Rodrigo y que éste logró «yacer con ella» bajo promesa de matrimonio, pero no cumplió lo prometido.
«La Cava», como la llama por primera vez Pedro del Corral en la Crónica Sarracina (1430), acabó contándole a su padre por carta su agravio o este se enteró por boca de otros, según quién lo cuente. Furioso, Don Julián, facilitó la entrada en la península de las tropas de Táriq ibn Ziyad, el general musulmán de Muza que en el verano de 711 venció a las huestes de Don Rodrigo en la batalla del río Guadalete.
¿Qué fue de Don Rodrigo?
De Don Rodrigo se ignora su suerte tras la contienda. Unos dicen que murió a manos de Táriq, otros que se ahogó en el Guadalete, pero nunca se encontró su cuerpo, lo que dio pie a más leyendas. Hay quien asegura que huyó a la actual Portugal, donde se convirtió en ermitaño, y que yace en Viseo. Una lápida supuestamente hallada en el lugar nombra a «Rudericus ultimus rex gothorum», según se recogió en la Primera Crónica de Alfonso X. El final más legendario lo recogen el romancero que cuenta que acabó sus días sepultado vivo con una culebra que le torturaba y le devoró el corazón. «Ya me come, ya me come, por do más pecado había, en derecho al corazón, fuente de mi gran desdicha».
A Don Julián la mayoría de los relatos lo citan muerto a manos de los musulmanes, que desconfiaban de un traidor, pero ¿qué fue de Florinda? Una leyenda dice que murió «loca de dolor y de vergüenza»
en el torreón de Toledo, o ahogada junto a él en el Tajo, en el mismo paraje donde Don Rodrigo la viera desnuda.
El hijo del ultraje
En Pedroche cuentan, sin embargo, que tras la derrota en Guadalete, la hermosa Cava se refugió en un castillo de esta localidad cordobesa. Allí lloró junto a un pozo la pérdida del hijo que concibió de Don Rodrigo y que murió degollado por los invasores. Según la leyenda que recoge la web de Pedroche, encaramada sobre el brocal retorcido de la fuente que hoy lleva su nombre, maldijo su propio destino, arrojándose desesperada a sus aguas». Y también en Pedroche se dice que fue visto su fantasma.
A 229 kilómetros de este pueblo cordobés, en Torrejón el Rubio (Cáceres) una calle lleva el nombre de La Cava y existe un paraje llamado Huerto de la Cava donde cuentan que se levantaba un torreón
que fue propiedad del conde Don Julián y donde se habría refugiado Florinda tras ser deshonrada. Allí dicen que su hijo permanece encantado y hace desaparecer a los muchachos que pasan allí de noche para reunir un ejército con el que reconquistar el reino de sus mayores.
El sustrato histórico
La leyenda de Don Rodrigo y La Cava y sus múltiples versiones tiene como base histórica la situación política del reino visigodo en los inicios del siglo VIII. A la muerte del rey Witiza en el año 710, se designó como nuevo monarca a Don Rodrigo, lo que abrió una brecha entre los partidarios de los sucesores de Witiza y los adeptos al nuevo rey. Los primeros, entre los que encontraba el gobernador de Tánger y de Ceuta, vieron en la derrota de Rodrigo la oportunidad de recuperar el reino, de ahí la traición que permitió el desembarco árabe en Gibraltar.
Fuente: ABC Cultura 8/11/2015
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